Pensar en positivo

Se levantó con el cuerpo pesado. Tenía tirantez en todas sus articulaciones, incluso en aquellas que ni sabía que existían. Llegó al baño arrastrando los pies. En el pasillo se fue encontrando la ropa del día anterior: los zapatos de tacón, el vestido de lunares y el bolso negro con la hebilla dorada. Intentó volver al estado de ánimo que tenía cuando llevaba puesta aquella ropa. No le fue posible. En la ducha dejó que el agua fría le cayera desde la cabeza hasta los pies. Notaba que su piel se refrescaba y que sus impurezas se marchaban por el sumidero. Brevemente navegaba en sus recuerdos que, justo antes de salir del trabajo, recibió una llamada de un amigo al que hacía tiempo que no venía. Quedaron para tomar algo en una cafetería de la zona. Por más que se esforzaba, no recordaba con nitidez lo que ocurrió. No quiso darle más vueltas. Después de todo tenía la suerte de que su memoria solo guardaba la parte positiva de cualquier hecho que viviese. Ya le había pasado otras veces. Se secó con la toalla y estuvo un rato delante del espejo mirando su sonrisa de oreja a oreja. Aquella noche formaba parte del pasado. Salió del baño con la certeza de que ese nuevo día sería maravilloso y, como siempre, se quedaría con lo mejor.

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