El poder de la fotografía
Era agosto y la ola de calor hacía que la piel estuviera pegajosa. No se podía estar en la calle y era preferible quedarte en casa. Aproveché para limpiar los cajones del escritorio. Y apareció la caja. Me paré un momento antes de abrirla porque sabía lo que me iba a encontrar dentro. Tenía en mis manos una caja con fotos. Desde que comenzó la era digital, suelo imprimir las fotos que hago o que me hacen. Tengo guardados los recuerdos de los cumpleaños de mis sobrinos, las actuaciones de teatro, los viajes, a mis ex, los encuentros con amigos. Así puedo volver a tocar las experiencias que vivo, los paisajes que veo, las conversaciones que me hicieron feliz. No hay nada como detenerte delante de una foto y revivir ese momento que fue tuyo y que está atrapado en el papel. Pensar que esa historia fue increíble. Con el cuerpo chorreando de sudor, con los ojos humedecidos, viví el resumen de mi año. En agosto.
Hace unos días que Facebook se ha inundado con los vídeos del resumen anual. Supongo que el informático invisible de esta plataforma virtual se ha encargado de seleccionar imágenes para sorprenderte. Lo ha hecho ahora, en este mes que se mezcla el sabor de un final con el comienzo de una nueva etapa. Pero recordar lo podemos hacer en diciembre o marzo; con calor o con frío. En mi caso, el informático invisible no ha acertado con las secuencias elegidas. Se nota que sabe poco de mí. En este mundo virtual, aunque creemos que conocemos al otro, solo vemos una pequeña parte de lo que realmente es. No se muestra lo que le costó llegar hasta aquí. Este resumen que nos regala Facebook se queda a mitad del camino recorrido. La intención ha sido buena, pero la mejor opción para repasar lo vivido, es coger una foto que puedas sostener durante un rato en las manos. Ese es el poder la fotografía, que te abraza sin tocarte y te permite vivir el ayer. Que logra ponerte los pelos de punta, incluso en pleno verano. Todavía quedan un par de semanas de este año. Podemos aprovecharlas para hacer las fotos que se merece un buen final.
Hace unos días que Facebook se ha inundado con los vídeos del resumen anual. Supongo que el informático invisible de esta plataforma virtual se ha encargado de seleccionar imágenes para sorprenderte. Lo ha hecho ahora, en este mes que se mezcla el sabor de un final con el comienzo de una nueva etapa. Pero recordar lo podemos hacer en diciembre o marzo; con calor o con frío. En mi caso, el informático invisible no ha acertado con las secuencias elegidas. Se nota que sabe poco de mí. En este mundo virtual, aunque creemos que conocemos al otro, solo vemos una pequeña parte de lo que realmente es. No se muestra lo que le costó llegar hasta aquí. Este resumen que nos regala Facebook se queda a mitad del camino recorrido. La intención ha sido buena, pero la mejor opción para repasar lo vivido, es coger una foto que puedas sostener durante un rato en las manos. Ese es el poder la fotografía, que te abraza sin tocarte y te permite vivir el ayer. Que logra ponerte los pelos de punta, incluso en pleno verano. Todavía quedan un par de semanas de este año. Podemos aprovecharlas para hacer las fotos que se merece un buen final.
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