Un juego difícil


Se sientan en el borde de la cama de sábanas blancas, de la habitación de paredes blancas, de miradas blancas, de esperanza. Repasan los días de la semana. Si hoy es lunes, mañana será martes. Hacen lo mismo con los colores. El cielo es del mismo color del mar; azul. Se detienen un momento para beber un poco agua. No quieren cansarse demasiado. Hace calor dentro de la habitación y en la calle, donde los veraneantes pasean con sonrisas brillantes. Lo vuelven a intentar. No es fácil jugar con lo que la memoria ha guardado a su antojo. Hay un silencio blanco en busca de una respuesta adecuada. Ella espera el tiempo necesario, pero, por mucho esfuerzo que ponga, nunca lo hará tan bien como cuando era él el que le enseñaba a ella.

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