Abandonar las excusas


Hay días que parecen domingos sin serlo. La ventana está abierta y no entra el bullicio ni el ruido de los coches que aceleran para llegar pronto a sus destinos. El viento limpia los rincones y aparta el polvo que está acumulado en el alma. La mañana te invita a sentarte en una plaza para descansar y parar por un momento los pensamientos, esos que bullen hasta que los oigamos. Se ha apagado todo para que se note el silencio, para tranquilizar la ansiedad que está atada a la rutina que asfixia a diario. Mayo ha llegado y pronto estará aquí el verano. Tenemos que movernos al compás del tiempo, porque por mucho empeño que pongamos, nunca podemos detener aquello que ya está predestinado. Es hora de abandonar las excusas y aprovechar este momento, que parece un domingo sin serlo.

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