La hermana pequeña
No hay nada más bonito que un cuerpo que se exprese y que se mueva. Que te hable de la noche, de la tristeza o que te ayude a entender lo que te pasa. No hay mayor satisfacción que moverte y sentirte vivo. Un cuerpo danzando siempre transmite alegría y le da un portazo a la soledad. El movimiento te ayuda a liberar cicatrices y olvidar los ayeres dolorosos. La danza está para liberarnos de lo que ocultamos, de lo que no podemos decir, de los enredos que forman nuestros entresijos. Un gesto habla por ti antes de que tú lo hagas, porque nuestro cuerpo, así de sincero, es nuestro principal vehículo de expresión. No hay que tener miedo a expresarnos con ese don natural que tenemos desde que nacemos. Movernos, danzar y girar hacia cualquier punto cardinal. Esa hermana pequeña tiene que darse cuenta de que la queremos.
Comentarios