El sueño de la bailarina



Se aseguró de que el moño de su hija Lara estuviera bien hecho y apretó las horquillas para que no se saliera ningún pelo . Era su primera clase de danza y no podía fallar nada. Le tapó las medias rosas con una falda vaquera que le llegaba a Lara a la altura de las rodillas. La malla, a modo de body, le resaltaba las costillas del torso. Lara sonreía como una adulta. Llegaron cinco minutos antes al local donde se impartían las clases, y otra niña, con la misma ilusión que Lara, giraba sobre sí misma y daba pequeños saltos con unas zapatillas nuevas. Poco a poco vinieron las demás y el ambiente se recargó con las risas y el bullicio de las madres. Ella le dio dos besos a su hija, la abrazó muy fuerte y la dejó entrar sola. Esperó a que se cerrara la puerta . Desde fuera se oía la música, sonaba Tchaikovsky . Se detuvo a imaginar cada detalle que ocurría delante del espejo, cerca de las barras. Pudo escuchar el ruido de los piececillos de las niñas que empezaban a dibujar sus inocentes sentimientos sobre el suelo. El corazón le bombardeó más rápido de lo habitual. Fue allí mismo, con la misma edad de Lara, cuando su padre le había dicho que no podía seguir con las clases de danza porque no había dinero para pagarlas. Ella solo pudo agarrarse al tutú como sujetando una nube en la volaba sus sueños y los aplausos de su profesora por sus perfectos jeté . Los acordes de Tchaikovsky  los siguió escuchando mientras cenaba con Lara y le contaba lo que había aprendido. La niña se expresaba con todo el cuerpo y abría las manos en círculos para que su madre supiera lo que había disfrutado. En el brillo de las pupilas de Lara encontró las suyas.


Comentarios

Erg. ha dicho que…
Maravillosamente emocionante, contextualizado al detalle, rico en amor.