Otra navidad
Entro en la habitación 264 de este lugar con paredes blancas y
aparentemente aséptico. Dejo atrás el bullicio y las luces que nublan la
visión de lo cotidiano y de lo sencillo. Sonrió porque él no sabe qué
día es hoy. Hace algo de frío y mucha pena. Habrá que inventar, como
siempre invento, una fórmula perfecta para nombrar al bullicio que
acecha por las esquinas. Ya he inventado un verano cuando caminaba por
el campo. Y aquella mañana busqué motivos para salir a la calle y mojarme
los pies en los charcos. Tengo la certeza de que hay que seguir. A
pesar de las guirnaldas, del muñeco de nieve, se puede pasar por encima
del ruido y sonreír al concentrarte en las nubes que se esfuerzan en
dibujar un sol en mitad del camino. Se trata de crear, de amar lo que
haces, de amar a los que tienes a tu lado, de no resistirte a lo que
llega. Hacerlo siempre. Hacerlo con los ojos abiertos y desde las
entrañas. Porque estas no son las mejores navidades pero puede ser
iguales de especiales. Quizás el año que viene será mejor. Quizás borre
el nudo en la garganta. Quizás pueda bailar en la acera. Quizás lo pueda
celebrar en enero y disfrutarlo. Porque nos han convencido de que si no
se celebra hoy, no será igual.
Y, sea como sea y de la forma que inventes, Feliz Navidad para todos.
Y, sea como sea y de la forma que inventes, Feliz Navidad para todos.
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