El balance

Es momento de hacer balance y comprobar si la empresa ha dado beneficio o pérdidas. Los ingresos deben de ser mayores a los gastos para garantizar la continuidad de la actividad. Si no es así, habrá que minimizar costes para maximizar beneficio. Ocurre en las empresas. Ocurre en lo personal. Al finalizar el año tenemos la tendencia de hacer repaso de nuestros actos, de las dudas, de los aciertos, y del capricho del destino. Comprobamos si los proyectos marcados se lograron o si hemos vivido los peores días de nuestra vida. Diciembre es un mes que se hace corto para poder ajustar las cuentas y hacer tantos cálculos. Hoy, como balance personal, escribo el debe y el haber que he gestionado durante estos trecientos sesenta y cinco días que están a punto de terminar. En el debe está todo lo que he aprendido, las veces que he dicho no cuando tenía que decir no, cuidarme, la playa, las lágrimas que limpiaron, cuidarme, los personajes que tuvieron vida sobre un escenario, cuidarme, veintisietes libros, no darme por vencida, cuidarme y cuidarlo a él. En el haber está la hoja en blanco, las veces que el dolor ganó la batalla, la cama fría, los libros que se resistieron en el primer capítulo, el rechazo, las lágrimas que sobraron de las lágrimas, la maleta que se quedó cerrada sin conocer otros mundos. No quiero saber cuál es el saldo. Ya está hecho. En el capital social hay una remesa de abrazos que sanarán el resultado negativo.

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