La foto
No sé por qué me detuve delante de la foto. Apareció enredada en medio
de papeles viejos que iban a la basura. Si estaba allí era porque la
había puesto, pero ya lo había olvidado. Una foto te hace creer que la
historia de alguien fue increíble. Irrepetible. Y lo fue. Ese instante
se atrapó con el objetivo de una cámara porque te impactó, aunque ahora
te deje sin aliento. Te reconoces diferente y ya no eres lo que fuiste
entonces. No hay nada de lo que soñaste ni de lo que creías
que podía pasar. Tu historia la ves entera. Vuelves a esa noche fría de
invierno, a esas promesas que se decían para que fueran ciertas. Casi
sientes el frío que congelaba los huesos. Te descubres más joven, con
menos experiencia y con una sonrisa entera. Las montañas del fondo sí
siguen intactas, firmes y resistentes ante cualquier hecho. Encuentras
el árbol verde que vigilaba. Te estremece sostener ese pasado en las
manos.
Agarré la foto tímidamente, imitando a la veinteañera que me retaba mirándome a los ojos. Dudé en romperla en trozos para que no quedara nada. Esos errores me trajeron hasta este momento. Sencillamente, no me atreví a tirarla a la basura. Mientras la metía en el cajón pensaba en los jóvenes de hoy en día, que son digitales. Ellos, con un solo botón, borran todo lo que no quieren mantener en el futuro. Los jóvenes no se sorprenderán al encontrarse con una imagen de una tarde de juventud. Nosotros, los de mi generación, todavía tenemos la destreza de volver a vivir lo que retuvimos en la retina. Una foto no es que vaya a recuperar una historia que terminó, pero te invade la satisfacción al comparar lo que fue y hasta donde has llegado. He podido con todo y con mucho más.
Agarré la foto tímidamente, imitando a la veinteañera que me retaba mirándome a los ojos. Dudé en romperla en trozos para que no quedara nada. Esos errores me trajeron hasta este momento. Sencillamente, no me atreví a tirarla a la basura. Mientras la metía en el cajón pensaba en los jóvenes de hoy en día, que son digitales. Ellos, con un solo botón, borran todo lo que no quieren mantener en el futuro. Los jóvenes no se sorprenderán al encontrarse con una imagen de una tarde de juventud. Nosotros, los de mi generación, todavía tenemos la destreza de volver a vivir lo que retuvimos en la retina. Una foto no es que vaya a recuperar una historia que terminó, pero te invade la satisfacción al comparar lo que fue y hasta donde has llegado. He podido con todo y con mucho más.
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