Os echo de menos
Hoy recibí un correo que
decía: “ Os reclamo la factura del mes pasado”. El remitente era un chico que
conozco, amigo de la infancia y de la adolescencia, nacido aquí en la isla. Le
contesté, siendo educada, pero a mi manera. Me chirría el uso incorrecto del
pronombre. Cuando lo usa un canario, creyendo que así es más elegante, lo que
hace es estropear nuestra forma de hablar. Hace años corregí a una compañera de
teatro que siempre se dirigía a nosotros con el os, visteis, pudisteis y otras formas verbales. Ella me contestó que lo hacía por
educación. Y le dije que así no estaba siendo educada que, lo que estaba
consiguiendo, era olvidar la manera de hablar que hemos escuchado desde
pequeñitos. La nuestra. En los WhatsApp ocurre lo mismo. Parece que, si no se
despiden con “os echo de menos”, no tiene el mismo efecto que si escribieran “
les echo de menos”. El os da fuerza. Y, por supuesto, no hay cosa más bonita
que una persona que hable bien y que domine el don de la palabra, pero, que
hable como lo tiene que hacer. Sin falsedades y expresándose de forma correcta.
Existe un afán por quedar bien, cuando en realidad lo que se consigue es el
efecto contrario. Una moda que no entiendo. Sucede algo similar con nuestro
léxico. A veces si en mitad de una conversación sueltas alguna palabra o
expresión canaria, te toman por inculta, y no, porque se puede usar y no pasa
nada. Lo que sí gusta son las obras de teatro costumbrista donde los actores
exageran la forma de interpretar, llegando a ser mal educados. Eso tampoco es
así, porque diariamente no hablamos como brutos, ni habló mi abuela que vivió
en mitad del barranco. Tenemos un tono, único, que nos caracteriza y no debemos
permitir que quede obsoleto. El chico que me envió el correo me dio las
gracias. No sé si lo hizo por la factura que le envié o porque entendió la
indirecta de mi respuesta.
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