Red que enreda


Somos personajes públicos. Todos. Hasta mi madre, que apareció en Instagram porque mi sobrino compartió una foto con ella. Nos contamos todo, casi todo. Por moda, porque sí, por pura curiosidad. Nos vigilamos, si no lo hacemos en el Facebook, el Whatsapp no se escapa de ser el vocero. Compartimos el acontecimiento antes de que ocurra y sacrificamos la emoción del momento por la foto perfecta. Pero hay que saber separar lo público, de lo privado, y de lo personal. Esa línea fina que está donde terminas tú y empiezan los demás. No puedes perder tu intimidad y encontrarte un día a tu vecino hablando como tú o contando los detalles de tu último viaje. Vivimos momentos diferentes para contactar y comunicarnos con los demás. Los medios no tienen la culpa, sino el uso que hacemos de ellos. Los medios son el medio, nunca el fin. Hay un exceso de información aquí dentro y muchos malentendidos. Una red que enreda. Demasiado. Nos estamos acostumbrando al halago, en este caso, al clic positivo, y desde que no se cumplen las expectativas, saltamos a la defensiva; entre otras cosas.

Hace unas semanas, sin ir más lejos, volví a conocer el lado oscuro de este espacio. Y, aunque sea virtual, y ya tenía experiencia de otras veces, duele. Aquí, donde todo parece que sea perfecto, donde somos amigos, y nadie se equivoca, también hay gente que miente o que ataca. Supongo que serán las prisas, la inmediatez, pero muchas veces se lee lo que se quiere leer y no lo que está escrito. Virtualmente, por mucho que sea clara, soy una mínima parte de lo que realmente soy fuera con la cara al descubierto. Siempre he tenido claro hasta qué punto puedo publicar y qué contar. Prefiero que me conozcan en la calle, con la melena al viento, con mis defectos, siendo de verdad. Fuera existen también malas intenciones, pero es más fácil entenderse. Espero seguir encontrando gente que no quiera ser personaje público y sepa de lo que hablo. Que quiera enredarse en risas que se oigan de verdad o en una conversación de varias horas. Eso espero. 

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