Abrazos por corazón

Quería una segunda oportunidad y estaba dispuesta a perdonarte. En el borde de la cama, en el mismo lugar donde tantos besos apasionados nos habíamos dado, comenzaste a abrazarme y a pedirme perdón por el daño que me habías hecho. Repetías constantemente que no creías en las segundas oportunidades. No estabas dispuesto a ceder. Aproveché y te arranqué los brazos. Con tu mirada de asombro los metí en el congelador, al lado de las pizzas de espinacas, las que comíamos los sábados mientras veíamos una película. En la puerta te dije que tú sí sabrías el lugar en el que se quedaban tus abrazos. Mi corazón hacía tiempo te lo habías llevado y desconocía dónde estaba.

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