El mensaje
La vida, claro está, no es una ecuación en la que puedes controlar todas
las incógnitas. Un día estás contento con el resultado que tienes en
las manos, y al siguiente, te faltan dedos para poder sumar. Me
despidieron del trabajado sin que existiera un motivo que justificara la
decisión del jefe de recursos humanos. Mi padre, un hombre sano y
fuerte, murió el día de mi vigésimo cumpleaños. Me enteré de que había
una médium que tenía el don de hablar con los ángeles y solucionar
cualquier tipo de problema. Pedí cita y fui a su consulta. Cuando
aquella señora con un turbante en la cabeza terminó su trabajo, recibí
un wasathap en el que solo aparecía una fecha. Fue la primera y la única
señal que mandó el ángel al que invocó la médium durante la sesión.
Llevo dos meses sin salir de mi casa, alimentándome con los caldos que
me trae mi madre. Mañana será el día en el que la vida volverá a
cambiarme, pero esta vez, con el resultado a mi favor.
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