El estreno

No he dormido. Me desperté varias veces durante la noche. La primera vez fui a comprobar si los complementos estaban en la maleta. A las dos de la madrugada convertí el pasillo en un escenario y repasé los movimientos de cada escena. Luego, a ratos, abría y cerraba los ojos repitiendo alguna frase de mi personaje o las réplicas de mis compañeras. La noche antes del estreno no duermes. Comienza la verdad. Los nervios son inevitables. Pero, aunque suceda algún imprevisto, saldrá según lo ensayado y planificado. Y es precisamente con la duda resquemándote, donde el hecho de actuar empieza a tener sentido. El cansancio acumulado por tantas horas de ensayo se esfuma en la oscuridad de las bambalinas.
Una orquesta que traerá el recuerdo de los clásicos. Cuatro violines. Un pianista. Una directora. Una lección: la envidia entre artistas es un veneno que puede matar al débil. Se oye la música. Espero emocionarme, porque si me emociono, el espectador se va a emocionar. Ese feedback es exacto.
Hoy, 10 de mayo, una fecha perfecta para un estreno.

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