Reiniciar


Suena una canción en la que se repite que los sueños llegan despacio y se van rápido. Canta Passenger. Y esa fluctuación puede llegar tanto con un sueño, como un con un estado de ánimo con el que te levantas una mañana para tragarte el mundo, y se convierte en otro diferente desde que pisas la calle. A veces sin entender qué ha sucedido para que sea así. No sé si fue el calor o las noticias estremecedoras que ardían en las redes, pero los días se volvieron densos, tensos y pesados. Me fui alejando poco a poco, sin tener un destino claro y sin saber qué dejaba atrás. Llegué a pensar que se había acabado, que la última palabra escrita había sido la definitiva. La de la despedida. El punto final. Miraba con asombro las frases que encontraba en libretas viejas o en notas emborronadas y dobladas en la parte trasera de algún pantalón vaquero. No me creía capaz de hacerlo otra vez. De volver a escribir. Pero también creía que era imposible que algo que me había acurrucado, que me había escuchado y que había estado conmigo en el borde del abismo en otras ocasiones, me diera la espalda definitivamente. Rompí muchos papeles de la rabia que sentía. Papeles en blanco, totalmente en blanco, sin el reflejo de mi mirada perdida. No sé cuántas veces apagué el ordenador enfadada porque el curso parpadeaba delante de mí desafiándome. No había manera de arrancar. Pero ahí, en ese silencio compartido, se encontraban agazapados los verbos, los pronombres y los adjetivos, con los que siempre he construido historias y relatos. En este recorrido de fortalezas y debilidades, de horas nubladas, la literatura no dejaba de brillar y hacerse presente. Aparecía en cualquier situación: en el borde de la cama, con el viento de frente, cuando atravesaba el pasillo blanco. Estaba acompañándome en la tranquilidad que quise darle a mis días. Tuve que ser amable y sincera conmigo misma. La vida me pedía introspección y espacio. Hice lo que me pedía.
Y después de la pausa, he decidido volver. Volver a compartir y contar en voz alta lo que pienso o lo que veo a mi alrededor. Lo haré como puedo y como sé. Como siempre lo he hecho, aprendiendo de cada detalle y borrando los errores. Regreso con el empeño de sacar hacia afuera los argumentos que durante este tiempo han estado hacia dentro. Hay muchas historias en el tintero. Vengo con fuerzas para descalzar las palabras y sentir la intensidad de la vida.

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