Los libros
Un libro te
lleva a otro. Y otro a otro. Así sucesivamente. Cuando empiezas a leer no
puedes parar. Los libros te permiten revivir instantes olvidados, recordar
viejos amores, despertar sueños e identificarte con un dolor ajeno. Detrás de
cada página siempre hay una voz que te susurra algo.
Recuerdo
aquella época en la que le leía cuentos a mis sobrinos. Todas las noches nos
adentrábamos en una aventura diferente. Vivíamos experiencias inolvidables
rodeados de animales fantásticos, unicornios gigantes y dinosaurios que
poblaban la tierra. Entre cuentos aprendían a mirar el mundo de otra manera.
Ahora ellos me recomiendan libros. «Mira Lu, este libro seguro que te va a gustar»
me escriben en un mensaje de wasap.
Muchas
etapas de mi vida han estado marcadas por un libro. Momo, la historia de los
hombres grises, lo leí con 14 años y me cuidó en una adolescencia que se
fraguaba en la sala de espera de un hospital. Yerma me dio el aprobado en
Literatura y la posibilidad de conocer a Lorca y a todas esas mujeres a las que
él defendía. Con un libro encontré el amor y con un libro lo perdí. Los libros
me han regalado amistades y conversaciones interesantes. Y, por mucho que
busque, no recuerdo un momento desagradable sosteniendo los argumentos escritos
entre páginas.
La lectura siempre te abrirá una puerta y, como ha ocurrido en este confinamiento, calmará tus miedos. Ahora, que nos han prohibido muchas cosas, los libros han sujetado nuestra soledad. Leer. Las veces que haga falta.
La lectura siempre te abrirá una puerta y, como ha ocurrido en este confinamiento, calmará tus miedos. Ahora, que nos han prohibido muchas cosas, los libros han sujetado nuestra soledad. Leer. Las veces que haga falta.
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