La noticia

Me tuve que quedar en casa porque venía un notario y la televisión. Yo miraba por un agujero de la ventana, subida a una silla, para comprobar si el notario era gris, delgado, con sombrero y con una maleta de cuero. La inauguración de una tienda de muebles no es una noticia importante, pero hace treinta y seis años, en un pueblo en el que solo se hablaba de aparcería, fue un motivo de curiosidad. Mi padre estaba muy contento. La fachada de la casa salía en el periódico y él se convertía en el empresario que impulsaba la economía en la zona.  A la inauguración no me dejaron ir.  Tenía nueve añitos. Pude entrar cuando ya no había gente en la acera, ni periodistas, ni estaban los primeros comparadores. Era como una casa de muñecas, pero metida en un sueño gigante. Ahí tuve mis primeras lecciones sobre contabilidad: al contado, a plazos, en efectivo. En aquellos interminables pasillos que, otras veces había recorrido en mis juegos, se amontaban sillas, mesas, sillones y muebles muy extraños para mí. En una balanza comparativa, el comercio sería como una de las multinacionales que arañan el posicionamiento del mercado en la actualidad.  Y el edificio se convirtió en un punto de referencia. A la derecha de Quillet se iba a Las Palmas. A la izquierda se llegaba a la plaza de San Rafael. Para los familiares nosotros éramos los que vivíamos encima de Quillet. Era fácil encontrar la casa. El negocio duró pocos años. No recuerdo cuántos fueron porque, cuando eres pequeño, solo tienes en cuenta los años que te faltan para hacerte mayor de edad. El establecimiento terminó cerrando.  Y mi padre no tardó en encontrar un nuevo arrendatario para local. Él decía que, con trabajo, constancia, y honradez, las empresas salen adelante. Esas eran sus tres reglas de oro.
Hace unos días mi hermano me mandó un wasap. ¿Mira lo que encontré en Facebook? Las redes sociales tienen sus inconvenientes. Como también tienen sus ventajas. Me quedo con esa facilidad de intensificar emociones.  Es una pena que mi padre no entienda lo que sucede a su alrededor porque sonreiría como lo hizo el día que alcanzó uno de sus logros.


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