El tiempo

Todas las mañanas me doy cuenta de las horas, los días y los segundos que han pasado. El tiempo. Ese tiempo consumido que es imposible traerlo al presente para volver a vivirlo. El que queda por consumirse. El tiempo no lo cura todo. No. El tiempo pasa y de repente los pequeños de la casa han crecido, no hay rastro de las galletas reblandecidas, y los abrazos no son pegajosos e interminables. Me pides tiempo. El tiempo no se puede congelar para usarlo cuando crees que estás listo. Se pierde. Sí, se pierde, porque es un elemento fungible. Nunca tenemos tiempo para llamar a un amigo, para dejar que el café se enfríe, para terminar la novela que tenemos a medio. Las prisas, dejar para después, para el olvido. La importancia de decir las cosas a tiempo. Hablar a destiempo traerá la tormenta en verano. Un minuto puede ser intenso, pero no se puede retener. Solo conservamos en la memoria los restos de tiempo que fueron importantes; recubiertos de lágrimas o de risas. El destino está en el tiempo que queda por venir. Ayer es pasado y ahí no se puede hacer nada. Mañana será otro día y no hay pausa. Ya ha pasado la mitad del tiempo y no se sabe el tiempo que queda. No hay que olvidar el valor que tiene el tiempo.

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