Entre él y ella
Según los expertos se puede ser infiel si le pones un me gusta a un amigo o le envías un emoticono con un beso. Si antes las relaciones duraban lo que duraban, ahora tienen la permanencia cosida con imperdibles. Definir las infidelidades así puede ser exagerado, cuando el móvil es una extensión de nuestras manos. Los expertos sabrán. Y si lo miramos bien, todos hemos sufrido de esos mini engaños. Levantaría la mano mil veces si me preguntaran. Y seguro que, más de una vez, hemos estado tentados en quitarle el móvil a la persona que tenemos al lado para que nos preste atención. Existir siempre ha existido. Y el que lo quiera hacer, encontrará el camino adecuado. En otros tiempos, por ejemplo, como hizo Madame Bovary, se usaban las cartas para comunicarse con los amantes Ahora, lo que sucede, es que se puede enviar mensajes a otra persona, casi susurrando al oído, mientras estás con tu propia pareja en el sillón de tu casa. Lo llaman infidelidad emocional. Ahí entra en juego la fortaleza de cada persona, la comunicación, y la confianza en la pareja, para amortiguar el efecto de esta manera de dañar.
Mientras caminaba por la acera, observaba a la gente que venía de frente, a la derecha, a la izquierda. Dos, tres, cuatro, seis. No sé, perdí la cuenta. Pero, ese número que no recuerdo venía mirando la pantalla del móvil. ¿Estarían enviando algún emoticono? Entran en las probabilidades. Pensándolo bien, lo mejor es estar con una pareja que no sepa enviar mensajes ni entienda de Internet. Porque sí, lo he sufrido. La tecnología ha llegado para quedarse y todavía nos queda mucho que aprender de ella. Hay que conseguir una convivencia soportable. Volver a sentirnos. Como diría los más sabios, con tantas maquinitas nos olvidaremos de mirarnos a los ojos. Igual tendremos que pedir permiso para hacerlo.
Mientras caminaba por la acera, observaba a la gente que venía de frente, a la derecha, a la izquierda. Dos, tres, cuatro, seis. No sé, perdí la cuenta. Pero, ese número que no recuerdo venía mirando la pantalla del móvil. ¿Estarían enviando algún emoticono? Entran en las probabilidades. Pensándolo bien, lo mejor es estar con una pareja que no sepa enviar mensajes ni entienda de Internet. Porque sí, lo he sufrido. La tecnología ha llegado para quedarse y todavía nos queda mucho que aprender de ella. Hay que conseguir una convivencia soportable. Volver a sentirnos. Como diría los más sabios, con tantas maquinitas nos olvidaremos de mirarnos a los ojos. Igual tendremos que pedir permiso para hacerlo.
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