Poetas de la vida

 Siempre hay un día para celebrar algo. Ayer fue del Día Internacional de la Felicidad. Hoy es el Día Mundial del síndrome de Down y de la Poesía. Dejando a un lado si son necesarios o no, hay días que tienen que seguir resaltándose en el calendario para que no se olvide la causa que lo origina. Hoy toca a la poesía y al síndrome de Down. Aunque parezcan dos cosas diferentes, para mí no lo son. La poesía es el género literario más sagrado. Desnudamos todo y en pocas líneas se dice demasiado. La poesía no puede estar carente de emoción ni vacía de palabras. Es muy difícil escribir poesía porque no todos los versos alcanzan la música precisa para que te golpee cada metáfora. Y ellos, las personas con síndrome de Down también son poesía. Tienen mucho que contarnos y con pocas palabras nos dicen lo que necesitamos saber. Son auténticos porque se muestran tal como son. Pero todavía seguimos sin entender el mundo que habita detrás de cada uno de sus gestos o movimientos. Si es complicado definir a la poesía, lo mismo sucede cuando nos dirigimos a las personas con síndrome de Down. Seguimos usando etiquetas y que no los favorecen: son ángeles o son eternos niños. Nos cuesta ir al fondo donde radica el valor de la persona, de ellos, de los sentimientos. La esencia de lo bello. Ellos, cuando nos hablan, lo hacen desde la verdad y la sencillez. La poesía, que sentimos como poesía, te sacude en el alma. Ellos son los poetas de la vida. La poesía y las personas con síndrome de Down tienen la capacidad de traspasar tus emociones. No es casualidad que se celebren el mismo día.

 

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