Los recuerdos

 

Parecía una película de ciencia ficción. Cogí un pantalón vaquero, dos camisetas, el pijama y el portátil. Algunos libros y el e-book. Lo metí todo en una mochila y fui hasta casa de mi madre. Le conté que no podíamos salir y que me quedaba con ella hasta que todo pasara. «¡Ya estás otra vez con tus boberías!», me dijo. Mi madre no había oído las noticias y no sabía nada. «¿Es una guerra?», me preguntaba mientras miraba desde la ventana a los militares en la rotonda. «No, pero casi lo parece». Las rutinas dejaron de ser rutinas y el silencio de la calle se escuchaba más que nunca. El miedo comenzó a ser uno más entre nosotros. Las casas siempre estaban llenas porque el mundo se quedó dentro de cuatro paredes. Y comenzamos a convivir con nuestro peor enemigo: la soledad.

Descubrimos el poder de la tecnología. ¡Bendita tecnología! Internet nos acercó a los familiares que no podíamos ver y a los amigos que echábamos de menos. Teletrabajamos, hicimos cursos, celebramos cumpleaños, fuimos actores, poetas y cocineros. A cualquier hora del día llegaban noticias que nos partían en dos. Y no nos quitábamos de la cabeza a todos los mayores del mundo. Los que se fueron para siempre, y aquellos que se quedaron solos en un hospital sin entender lo que sucedía a su alrededor y sin una mano que los sujetara. Había días que solo queríamos que fuera de noche, porque en la oscuridad el dolor era menos intenso y parecía que se difuminaría definitivamente. El dolor de los otros era nuestro, y el nuestro tenía diferentes connotaciones. 

Ha pasado un año y, cuando lo pienso, me llegan algunas emociones de esos días. Unas emociones que nunca había sentido tan cerca. No he tirado el pantalón vaquero, ni las dos camisetas, ni el pijama que usé durante mi primera cuarentena. Los tengo guardados en una caja en la que he puesto: «Mis recuerdos pandemia». Fueron cuarenta y siete días, con sus noches, con sus tardes enteras y donde la única necesidad era la salud de los tuyos. Y lo sigue siendo. Mi madre ha envejecido en estos meses y sigue con el miedo metido en el cuerpo. A su edad no desaparecerá. El miedo es para ella su recuerdo pandemia. Un año. Un año viviendo a medias y siendo los protagonistas de una película de ciencia ficción. Y seguimos en ello.

 

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