Tiene que ganar

Volvemos a alzar la voz por ellos: por las personas con discapacidad. Hoy las redes sociales se llenarán de imágenes y comentarios que hablarán de integración y de capacidades. Pero eso no significa que no existan prejuicios ni ideas erróneas sobre aspectos de la vida de las personas con discapacidad. Todavía existen. Y hay que seguir trabajando para que se abran puertas y se allane el camino en esos lugares en los que el acceso es complicado. Lo es, por ejemplo, cuando llegan a la etapa adulta y no tienen un centro al que poder ir porque no hay plazas suficientes. Cuando se les excluye de una actividad. Cuando se les señala con el dedo porque no encontramos belleza en sus gestos.Y esto no puede pasar. Porque no pueden estar encerrados en sus casas, apagándose sus ganas de aprender y de cumplir sus sueños. Ellos están aquí, como tú y como yo, para vivir todo lo que puedan y para ser uno más.
La palabra subnormal ha desaparecido cuando los definimos. Pero hay otras carencias o necesidades que no están cubiertas. Hay estereotipos que se repiten. Los tratamos como niños. Seguimos sin entenderlos cuando hablan. Y no se les da la oportunidad de opinar. Ellos se dan cuenta de que esto sucede. Porque también sienten y porque desean ser protagonistas con total libertad de sus días. Reír, saltar, amar, soñar. Siendo rebeldes, cariñosos, ágiles. O simplemente felices.
Les brillan los ojos cuando notan que estamos a su lado y que nos acercamos a ellos dejando a un lado la pena. Tienen que saber que siempre estaremos a su lado. Para que avancen y para que se entienda que las personas con discapacidad pueden hacer todo lo que se propongan. No solo hoy, que es 3 de diciembre, sino todos los días que restan. La diferencia tiene que ganar.

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