Maduramos juntos. Unos llevan etapas adelantadas y a otros le quedan por
alcanzarlas. La diferencia en el crecimiento depende del día y la
hora en la que nacemos. Los que vamos delante tenemos la suerte de
agarrar la mano para ayudar a subir a los que vienen detrás. A veces
no importa la distancia que nos separa. El apoyo también puede ser a la
inversa. En la complicidad descubrirnos entornos, que si los miramos
solos, no aprovechamos las pinceladas que esconden. El horizonte no
entiende de años. Siempre ofrece la certeza de un nuevo sueño.
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Voy descalza para sentir el roce de las palabras. Escribo y leo. No hay otra forma más profunda de vivir.
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