Amigos
Acabo de llegar de la playa, del paseo habitual de los domingos. Es una verdadera medicina hacerlo y sentir las caricias de la orilla en mis pies descalzos. La playa estaba repleta. Se nota que llega el verano y que vale la pena disfrutar de las ventajas que tenemos en las islas.
Ayer me tocó ir de boda. La boda de mi amiga, de mi casi amiga, de mi media amiga, de mi buena amiga... No sé muy bien cómo llamarla. Ese es el problema. O el problema es saber definir y entender la magnitud de la palabra amistad. Me doy cuenta que ella tenía una versión diferente a la amistad a la que yo le ofrecía. Para mí la amistad es grande, sincera, sin manipulaciones, clara y transparente. Estar cuando estás y cuando no estás, también estar. Un lío de palabras, pero es el mismo lío que se puede dar en una amistad cuando das más allá donde te piden y la otra parte no llega a entenderlo, viendo tus actos como un maquillaje que se puede borrar con un poco de agua. Por eso digo que conozco a mucha gente, pero amigos que quedan cuando el resto se ha ido, el que te llama cuando no hay teléfono, el que te presta un abrigo cuando aún llueve fuera, de estos, no puedo presumir que me sobran. Eso sí, si tienes la suerte te tropezar con alguno en el recorrido que te ha tocado, te puedes sentir lo más grande y llena en tu vida. Ese amigo que aún sabiendo como eres sigue a tu lado.
Pero ayer se caso mi amiga.Ella seguirá siéndolo para mí a mi manera y para ella, lo será a la suya. Y mi amiga estaba guapa, elegante y sonriente en el día de su boda.
" La verdadera amistad es como la fluorescencia, aquella que brilla aún en la oscuridad"
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