Ser diferentes

Todos somos diferentes a los otros en relación a algo. Lo que tú sabes hacer, habrá alguien que jamás lo logrará. No podemos pensar que somos perfectos, porque siempre existirá una pequeña ranura por la que se escape la luz de un error que no tenemos controlado. Nos equivocamos, fallamos. Llegamos tarde a una reunión, nos cuesta hablar en público o somos torpes con las matemáticas. Habrá quien domine la informática o el que no sea capaz de encender ni un ordenador. Hay personas altas y otras son bajas. Si te comparas con el que está a tu lado, encontrarás algún rasgo que te diferenciará de él. No tiene que ver con la imagen. Tiene que ver con todos esas cualidades que a veces escondemos porque no queremos que sean descubiertas.

Hoy es 3 de diciembre. Una vez más se hablará en las redes de las personas con discapacidad. Se compartirán frases hechas, mensajes editados de otros años y se recordarán sus derechos. Sigue ocurriendo, porque todavía hay personas con capacidades diferentes que luchan a diario por situaciones que son imposibles para ellos: incorporación al mundo laboral, accesibilidad, entre otras. Creo que lo único que ha cambiado es que, un día como hoy, las redes sirven para visibilizar sus necesidades, cuando hace años solo se gritaban en los colectivos que luchaban por ellos. Pero no, no podemos permitir que mañana se olviden, que mañana sigamos considerándolos diferente a nosotros y volvamos a fruncir el ceño cuando nos los encontremos a nuestro lado. ¿Te gustaría que te miraran cuando vas por la calle? Verlos como tú y como yo, como uno más entre todos nosotros, tiene que ser un gesto cotidiano y no solo de un día que se ha resaltado en el calendario y que gana likes en las páginas en las que se comparten información. Y, a veces, con mensajes que refuerzan estereotipos que no favorecen su evolución: angelitos, valientes, las personas más cariñosas del mundo. Ellos tienen sus diferencias. Nosotros también. Las personas con discapacidad tienen que empezar a disfrutar, como ellos quieren y desean, de los placeres y momentos de la vida sin ninguna limitación.

Si miráramos el fondo invisible de cada persona, encontraremos el valor de cada uno. Y nos daremos cuenta de que siempre hay algo que nos diferencia de los otros. Cuando eso ocurra, no será necesario celebrar un 3 de diciembre. 

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