Despedidas a medias

Se marcharon sin despedirse. Bajaron las miradas para no descifrar los gestos que tenían delante. El hasta siempre se quedó atascado en la ventana de los labios. Tomaron caminos diferentes. Uno partió hacia la derecha. El otro siguió hacia la izquierda. Caminaron con la intención de volver a encontrarse. Ella lo desea y él confiaba que sucediera. Todos los días pasaban delante de la puerta en la que sus días se dividieron. Seguía entreabierta y en el manillar permanecían las huellas que dejaron cuando las diferencias rompieron las futuras conversaciones. Ninguno de los dos se atrevía a entrar dentro. Temían encontrarse el interior vacío y recibimiento de una despedida definitiva. Continuar con la duda los mantenía vivos.

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