La felicidad

 

El otro día me decía un amigo que la felicidad se contagia. Y es así. Basta que alguien esté sonriendo a tu lado para que sientas que algo cambia dentro de ti. La felicidad es esa emoción que todos persiguen y para la que no hay una definición exacta. Cuesta encontrarla. Y puede ocurrir que ni creas en ella, aunque te intenten convencer de que existe.

Hoy es 21 de marzo, día del síndrome de Down. Y ellos, las personas con síndrome de Down, son un ejemplo claro de que la felicidad se contagia. Cuando vives, convives o estás cerca de ellos compruebas la naturalidad con la que miran al alrededor y la alegría que aportan a cada instante. Para ellos los malos gestos no existen, ni saben lo que es el resentimiento. Y no quiere decir que no se enfaden. Qué sí lo hacen cuando algo no les gusta. Pero tienen ese don de tomar una actitud positiva ante cualquier hecho que suceda. A veces se esconden en su timidez para animarte cuando lo necesitas, porque no pueden ver a nadie triste a su lado. Ellos sufren si tú sufres. La felicidad para ellos es sencillez y vivir intensamente. Invierten la bondad que tienen innata en cada cosa que hacen. La risa de ellos anula cualquier pasado que daña y tienes la sensación de que nada malo va a suceder.

Mi amigo tiene razón: la felicidad se contagia. Por eso siempre elijo estar cerca de las personas que saben cómo transmitirla.

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