Este verano
El verano se está acabando. Cada vez queda menos de él. Y,
aunque sigue haciendo calor y la arena esté caliente, llegamos a septiembre con
ganas de cambiar de escenario y de estrenar ese abrigo de entretiempo que
compramos en las rebajas de junio. En estos primeros días de septiembre es
costumbre preguntar a tu vecino dónde estuvo de vacaciones, qué ruta siguió o
qué escondite eligió para pausar por unos días la rutina. Muchos
conocidos te hablan de sus viajes. Y te relatan con la cara iluminada las
curiosidades de ese país que visitaron y con el que cambiaron su percepción de
la vida.
A veces se pisa un aeropuerto para viajar a otros
lugares. Pero también te puedes quedar cerca de casa y descubrir otros mundos, el tuyo y el de los que te rodean, y rozar la hermosura del mundo. Mi verano ha
estado lleno de pequeños viajes. Todos esos libros que leí con el sol de frente
y con los que descubrí en sus argumentos algo de mí que no sabía. La emoción de
llegar a Cofete y tocar con mis ojos la perfección y la exactitud de la
naturaleza. Pisar la Cala de Sa Calobra, en la que dormí sobre sus rocas porque
el cansancio me venció. Esa conversación en la orilla de la playa que sirvió
para silenciar algunos de mis miedos y enterrar mis dudas en la arena. La
finca. Y los helados de limón que refrescaron mi garganta.
La intuición nos decía que teníamos que apostar
por este verano. Ha dado lo mejor. Hemos sorteado muchos obstáculos para poder
disfrutarlo y llegar hasta él. Redescubriendo sonrisas y encontrándonos con el
placer de abrazar. Ahora que se va, cuesta guardarlo en la carpeta de los
recuerdos. Da pena despedirnos de él.
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