La fuerza de las palabras
Las palabras estudiaron
en la escuela de las emociones. Sacaron matrícula de honor. Solo tienes que encontrarte con un poema que escribiste cuando creías
derrumbarte y comprobarás lo que te cuento. Los verbos pueden ser de tres
conjugaciones diferentes, pero saben activar la bomba que envía sangre roja a
todo tu cuerpo. Los adjetivos, calificativos o demostrativos, estuvieron
contigo cuando tu abuela te contaba los secretos del campo, por eso saben
describir con certeza los sabores de antaño.
No sé la táctica que usan para lograrlo.
Un papel con un poema o
un relato, no solo es un amasijo de palabras,
te pueden hacer llorar o reír, o traerte al presente la voz
de aquel hombre con el estuviste y que era un verdadero muermazo. Busca debajo
de las palabras lo que te embellece, lo que pensabas la pasada primavera, o la
risa que quitó el óxido a una charla aburrida. Ellas, las palabras, maestra de
emociones en los textos, sabrán entregártelas.
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