Dieciocho cumpleaños

Inventó que quería ser paleontólogo porque no se creía que el último fósil de un vertebrado se encontró hace millones de años. Jugó con su imaginación hasta que se aburrió de ella, y la sustituyó por la fuerza y el poder de la mitología griega, que le dio la posibilidad de ganar batallas convirtiéndose en Kratos al que manejaba con los mandos de una consola.
Ahora se columpia entre una niñez a la que le cuesta decir adiós, y una adolescencia impertinente que busca la manera de acomodarse en un cuerpo que supera el uno ochenta. Una tarde de verano o una noche de otoño guardará el mando del videojuego, pero siempre tendrá esa destreza de lanzar flechas con llamas o hilos de aceros, para agarrarse sin temblar al horizonte que le acecha.
(Labailarinadescalza)
24/02/2016

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