Cosas que pasan, y no motivadas por el azar.
La entrada anterior ha dado mucho juego. Sé que son muchos los que han visitado este espacio personal y han salido de puntillas para no dejar huella. Pero Internet no engaña, y el contador de visitas tampoco. En realidad no me preocupa si pasan rápido o si descansan sobre mis letras. Si me leen chirriando por todo lo que digo o alegrándose por lo que escribo. No persigo esta finalidad con el blog. Pero sí me resulta curioso que basta con mover una ficha y las demás empiezan a caer unas detrás de otras. Y un ejemplo de todo esto, fue la famosa entrada donde hablaba abiertamente de Edu. Esas letras dejaron un antes y un después, levantando una polvareda que mejor no volver a contar, ni mucho menos a experimentar, porque creo que aún tengo pesadillas con " la noche del 1 de abril". Como diría Edu y yo con nuestro propio humor: " ¡Yo no merecía esto!"
Fuera del blog también he movido una ficha, que ha ocasionado que otras han empezado a caer, a encajar, o moverse hasta llegar al punto donde debían estar. El primer movimiento lo hice el año pasado, cuando descubrí a Edu a través de una red de Internet. Sin saber nada de él, sin imaginarme su existencia, hemos encajado muchas fichas, asombrándonos con las causalidades que teníamos. Por eso, el sábado conocí a Maca, prima mía y prima de Edu, y prima a la vez de los dos. Llevábamos tiempo para quedar, pero un motivo u otro, siempre retrasaba su cita. Nunca es tarde si la dicha es buena. Y bien que fue buena. Creo que un principio Maca llegó con la actitud de pasar lo antes posible un compromiso que le perseguía desde hacía tiempo, pero a los pocos segundos, su talante cambió. La cita tenía secretos que hizo que el encuentro tomara un toque de cercanía, complicidad, y como diría un adoslecente, de buen rollito.
Fuera del blog también he movido una ficha, que ha ocasionado que otras han empezado a caer, a encajar, o moverse hasta llegar al punto donde debían estar. El primer movimiento lo hice el año pasado, cuando descubrí a Edu a través de una red de Internet. Sin saber nada de él, sin imaginarme su existencia, hemos encajado muchas fichas, asombrándonos con las causalidades que teníamos. Por eso, el sábado conocí a Maca, prima mía y prima de Edu, y prima a la vez de los dos. Llevábamos tiempo para quedar, pero un motivo u otro, siempre retrasaba su cita. Nunca es tarde si la dicha es buena. Y bien que fue buena. Creo que un principio Maca llegó con la actitud de pasar lo antes posible un compromiso que le perseguía desde hacía tiempo, pero a los pocos segundos, su talante cambió. La cita tenía secretos que hizo que el encuentro tomara un toque de cercanía, complicidad, y como diría un adoslecente, de buen rollito.
En una mesa de una cafetería nos vimos tres personas diferentes, pero que nos unían un mismo lazo familiar. Lo que entre nosotros existe, y la historia que se ha creado y seguiremos creando, daría juego a cualquier escritor de novelas. No nos conocíamos de nada, pero sólo porque he tenido la oportunidad de mover una ficha cuando el año pasado apareció Edu, ha derivado en una cadena de parentescos que ni por asomo sabía que existían. La vida te trae ironías. La vida te sorprende. Y esto me hace reflexionar en esta frase: " Para saber quienes somos, tenemos que saber cómo estamos conectados". Nada pasa por azar.
Me encantó saber un poco más de Maca, que ella se enterara de mi existencia, y que a Edu le brilara la cara al verse con tantas casualidades. Seguro que lo que pasó esa tarde de sábado, es un paso más para acercarnos a algo mejor que nos espera, a una ficha más que se encajará.
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